Lágrimas en Hogwarts

 La hierba aún húmeda por el rocio de la madrugada mojaba las suelas de las zapatillas y botas de los jóvenes magos y brujas mientras ascendían con lentitud por la pendiente que les conduciría hasta los muros del castillo, una vez allí podrían acceder al interior por el vestíbulo o por una de las salidas que daban a los patios interiores. En sus mentes todos daba vueltas, y las preguntas les atenazaban sin cesar, ¿que se iban a encontrar?, ¿estarán bien sus amigos y familiares?, ¿Y si el colegio había sido atacado y llegaban tarde? 
Aquellas preguntas llegaban a sus mentes y parecían un martillo golpeando un yunque, pero tenían que desecharlas y continuar, un poco más arriba estaban sus amigos, sus seres queridos esperando que llegaran a ayudarles, y no les iban a fallar, no mientras pudieran sostener una varita en sus manos.
-Ya casi estamos arriba, vamos - dijo Nuria mirando hacia atrás mientras el resto llegaba a su altura, apenas les separaban unos metros de la entrada al vestíbulo.
-¿como va la mano?- le preguntó Chiara a Miller
-Mejor, gracias por vendarla.- le contesto el muchacho con una sonrisa en los labios
-Y tu Fred ¿como va esa pierna? - se interesó Nuria por su marido que llegaba con la mano puesta en el vendaje que cubría su muslo
-Dando guerra, pero no tanto como George por las mañanas - dijo este mirando a su hermano que sonrió
Todos se detuvieron a las puertas del vestíbulo, mirándose unos a otros, no sabían que se iban a encontrar dentro, pero si sabían que lo iban a afrontar juntos. Nuria extendió la mano para tocar la puerta, dentro se escuchaban voces, como si alguien discutiera con otra persona, abrió la puerta de un fuerte empujón y corrieron por los pasillos de mármol y piedra hasta llegar al gran comedor donde estaban todos los alumnos de la escuela observando como la profesora Mcgonnagall se enfrentaba al director Snape. Apenas acabaron de entrar por la puerta del gran comedor cuando el profesor Snape esquivaba dos hechizos de la profesora y salió huyendo por una de las ventanas.
-¡Cobarde! - gritó la profesora McGonnagall y todos los alumnos profirieron en vítores. 
Los gemelos vieron a su hermana Ginny al final del todo junto a Harry y los demás, y fueron hacia allí para abrazarla y darle algunos ánimos, a su estilo.
-¿Estáis bien?- preguntó Nuria a Harry, Ron y Hermione cuando llegaron todos a su altura..
-Si, mas o menos, han sido días complicados - dijo Harry
A su alrededor los profesores iban y venían, los alumnos dé Slytherin empezaron a desfilar en dirección a las mazmorras, aunque algunos se quedaron en el comedor; todo era muy confuso y parecía que se estaba gestando algún plan para defender el castillo de un posible ataque, el grupo de amigos se reunió para decidir como podrían ayudar .
-Escuchad - dijo Harry muy serio- No hay tiempo, Voldemort viene hacia aquí con toda su fuerza, quiere algo que está oculto en el castillo y debemos evitar que lo recupere.
-¿Que puede querer del colegio? - pregunto Edu mirando a su alrededor 
-Esta buscando la tiara de Ravenclaw - dijo Hermione
-Pero lleva años desaparecida - dijo Angel mirando a Emily
-Ya lo sabemos, pero también sabemos que esta aquí dentro. - dijo Harry con apremio.- Nosotros vamos a empezar a buscar y el resto de alumnos nos van a ayudar.
-Contad con nosotros - dijo Miller cogiendo de la mano a Chiara
-Vale, nos separaremos y cubriremos cada aula, cada recodo, cada hueco - dijo Harry- Si está aquí tiene que aparecer.
Todos se separaron y empezaron a recorrer el castillo, Harry y los demás se juntaron con Luna y Neville y se fueron hacia los pisos superiores y la torre de Ravenclaw, puede que tras muchos años la Tiara no hubiese salido de la torre donde está la casa; y lo más probable es que siguiera oculta en algún rincón o aula antigua cerrada que ya no se utilizara, podría ser que algún armario o cajón de una vieja y olvidada mesita ocultaran una caja, o una paño que envolviera la tiara, fuera como fuese todos los Ravenclaw corrían de un lado para otro abriendo cajones, sacando libros de sus estanterías esperando hallar detrás de una pila de libros de agronomía como “Mapa completo de las constelaciones” o “El compendio de lunas de Ganímedes” que dieran lugar a un compartimento oculto, una trampilla o algo similar. La sala común parecía ahora como si un tornado la hubiera cruzado de un extremo al otro, libros abiertos tirados sobre sillas y mesas, libros y pergaminos antes en perfecto orden formaban desordenadas montañas por todas las esquinas, cristales encantados rodaban por los suelos, teteras y tazas vacías o rotas; hasta el antiguo pendón de la casa estaba en el suelo. Pero nadie fue capaz de encontrarla, y la prisa les recorría por dentro, ahí fuera estaban los mortifagos y carroñeros junto al señor oscuro esperando poder entrar con furia y destrucción.
-Habéis mirado detrás de la estatua de la sala común - preguntó una alumna a otra.
-Si, no hemos visto nada, ni dentro del orbe que sostiene en la mano. - respondió la segunda.
Neville y Luna subieron al ultimo piso donde rebuscaron entre baúles viejos y antiguas alacenas que antes cubrían los pasillos de entrada a la sala común, allí tampoco la encontraron; pero no cejaron en su empeño, hasta que de pronto Luna se detuvo y miró a Neville a los ojos.
-Creo que ya se donde está- dijo con voz queda
-¿Cómo? - dijo Neville incrédulo
-Pues es algo que noto aquí dentro - le respondió ella. - Venga, tenemos que encontrar a Harry y los demás
Le cogió de la mano y él se ruborizó, bajaron corriendo la escalera como una exhalación pasaron junto a Miller y Chiara que corrían en la dirección opuesta, buscando a Nuria, Fred y los otros compañeros que se encontraban en medio de uno de los rellanos de las grandes escaleras esperando por ellos.
-Nada, - dijo Chiara casi sin aliento
-No creo que se encuentre ya dentro del castillo - Dijo Miller mirando el caos que lo rodeaba.
-Tiene que estar aqui dentro- Nuria miró a un lado y a otro esperando que alguien le dijera que lo había hallado- Era un objeto muy personal como para que lo regalara así como así.
El resto se miraban unos a otros con cara compungida, querían hacer algo pero ya no sabían donde buscar, toda la torre de Ravenclaw estaba desordenada y patas arriba, habían dado la vuelta a cada cajón, abierto cada armario, puerta y casi desmontado las estanterías y librerías para sacar todo lo que pudiera estar oculto dentro, y solo hallaron libros viejos con anotaciones de antiguos alumnos, y algunos juguetes del pasado en un jarrón con un caballo mágico que corría en circulos intentado huir de los dos chicos que le dieron la vuelta para sacar su contenido.
-No creo que este aqui ya cariño- dijo Fred con dulzura
-Eso no lo sabemos - dijo Nuria casi desesperada- Podría estar en un falso techo, o un peldaño suelto.
-No tenemos tiempo para derribar el castillo - dijo Edu- Ya casi están aqui.
Pero aquel "casi" se desvaneció en el aire, con la misma fuerza que lo hizo el escudo que los profesores habían formado alrededor del colegio. Como si de una pompa de jabón se tratará saltó por los aires hecha jirones que caían al suelo entre llamas, dejando estelas de color rojizo a mediada que descendían describiendo dibujos con estela blanca de humo y formar un manto de color negro en el suelo.
La llegada de los mortifagos no se hizo esperar, como una ola que golpea con toda su fuerza una roca que debe rodear para seguir su camino hacia la playa, cientos de túnicas de color oscuro  empezaron a lanzarse contra los muros, las ventanas y las puertas; grandes columnas de humo negro se alzaban donde uno de ellos se desvanecía en el aire, para luego caer en picado en una de la zonas internas del castillo, como una lluvia de hollín que baja sobre un patio o un jardín. El césped de los jardines se llenó de combates, aqui y allí luces de colores azules, rojo y verde destellaban por todas partes, mientras criaturas de todas las formas y tamaños trepaban los muros e intentaban abrirse paso al interior del castillo. Arañas del tamaño de mastines, o ponys escalaban los muros en busca de los defensores que había en las almenas, los cuales se defendían como hechizos de todos los tipos, algunos las hacían salir disparadas en dirección al bosque prohibido, otras las aturdían y luego salían corriendo en dirección opuesta y los más osados las prendían fuego, formando una enorme bola de llamas que corría desesperada en busca de agua o se arrojaba al vacío desde las alturas. Los trolls y otras bestias bajaban corriendo desde las colinas para atacar al puente, defendido por todas y cada una de las estatuas del castillo que habían cobrado vida; pues cuando el castillo se ve amenazado sus profesores pueden utilizar un potente conjuro para llamarlas a defender sus terrenos. Allí las estatuas los golpeaban con sus armas de piedra y los arrojaban al abismo que había bajo el puente, siendo destrozadas muchas por los grandes garrotes de los trolls que apenas cedían terreno, pero tampoco podían avanzar, pues la defensa era férrea.
En el interior se libraban combates en todos los pasillos, en todas las aulas y escaleras, trozos de piedra que salían despedidos llenaban el suelo y hacían difícil caminar, o incluso correr; dos alumnas de Hafflepuff se tropezaron con los restos de una columna y cayeron por una escalera, rodando varios escalones teniendo que ser socorridas por algunos de sus compañeros, mientras otros intentaban rechazar a varios mortifagos que subían. 
Muy pronto el grupo de amigos se vio corriendo por un pasillo perseguidos por varios carroñeros y mortifagos que no se lo pensaban demasiado a la hora de lanzar maldiciones y conjuros contra ellos, impactando contra puertas, armaduras, ventanas, paredes y estandartes que ardían como teas creando un espeso humo que recorría el pasillo, Edu y Katie que iban cogidos de la mano se detuvieron en seco cuando una maldición pasó rozando entro ambos he izo que un trozo de techo se desplomaran delante suyo cortándoles el paso.
-Vaya, vaya, vaya- la voz de Amelia Parkison llenó del pasillo - ¿A quien tenemos aquí?
Casi de inmediato, Angel y Emily se detienen, como si aquella voz fuera un conjuro paralizador, que los había dejado en el sitio clavados, se dieron la vuelta muy despacio incrédulos al ver a una mujer que creían que estaría encerrada en Azkaban por todo lo que hizo, por como había secuestrado y torturado a Emily; cuya expresión de horror no podría ser mayor ni aun habiendo sido devorada por un dragón. Angel la apretó la mano con fuerza y ella miró abajo y se encontró la mano que la sujetaba y levantó la vista a los ojos de aquel chico y se le escaparon las lagrimas.
-Tu no deberías estar metida en una celda - Dijo Nuria con furia dándose la vuelta 
-Podría ser- dijo Amelia - Aunque el señor tenebroso tenía otros planes. Y yo quería venir aquí, a por vosotros.
Los carroñeros fueron llegando a su alrededor, y otros mortifagos les cortaron la salida que daba al patio exterior, ahora el grupo se encontraba entre la espada y la pared, tendrían que luchar para salir de allí ahora solo podían confiar en sus habilidades y en ellos mismos, iba a ser muy difícil que nadie acudiera en su ayuda tal y como estaban las cosas, las luchas entre un bando y otro ya recorrían todo el castillo, en el exterior los jardines y los patios estaban cubiertos de escombros y de gente por el suelo, una araña enorme estaba desplomada sobre la fuente que daba a la torre de astronomía que había quedado destrozada casi por completo, el agua se escapaba por debajo del cuerpo del arácnido  y se mezclaba con la sangre verduzca de la gran criatura.
Dentro del castillo la cosa no iba mejor, muchas partes de los pasillos principales, los mas cercanos al gran comedor, estaban llenos de escombros, cristales y madera astillada, algunos alumnos se encontraban desplomados en las escaleras juntos a mortifagos y carroñeros, aqui y allí destellaban luces de los hechizos y maldiciones que un bando lanzaba contra el otro, creando una danza de colores que contrastaba con las sombras y las llamas de las antorchas y velas.
-Esta vez no podréis ir muy lejos - dijo Parkison mirando al grupo varita en mano- Os tengo justo donde quería y podrá tomarme muy justa venganza. En especial contigo niñata de sangre sucia.
Miró directamente a Emily que tembló casi por completo, pero la devolvió la mirada. La mano que sostenía la varita estaba casi blanca de tan apretada que la tenía, parecía que toda su rabia y su odio se hubieran concentrado allí. Angel le había soltado la otra mano para empuñar su propia varita y apuntar con ella a los carroñeros que rodeaban a aquella odiosa mujer, el resto del grupo había sacado sus varitas y las habían apuntado al grupo que los rodeaba aunque estaban en inferioridad sabían que tendrían que confiar en ellos y en sus compañeros  para salir de allí con vida. Nuria y Fred se habían mirando y dedicado una sonrisa el uno a otro, mientras sacaban sus varitas y apuntaban en la misma dirección de Angel y Emily, mientras a sus espaldas Miller, Chiara, Edu y Katie hacían lo mismo con los que les habían cerrado el paso, aquella salida al exterior podría ser una buena vía de escape en caso de que las cosas se torcieran demasiado. Sabían que George y Ginny estaban unos pisos mas arriba ayudando a Ron y Hermione, así que ahora ellos estaban solo contra todos aquellos desalmados que no se lo pensarían dos veces a la hora de acabar con sus vidas o tortúrales, ahora mas que nunca tendrían que ser resolutivos.
-Bien, ¿Quién quiere abrir el baile? - un mortifago grande y con cara de pocos amigos apareció por la parte de la salida al patio varita en mano y sin mas palabras hizo un movimiento con la mano de la varita y un haz de luz roja salió en dirección a Edu, este dibujo un arco en el aire y el hechizo se estrelló contra una barrera invisible de color azulado.
-No esta nada mal criajo - le espetó el mortifago a Edu
-Tengo mas trucos en la manga- dijo este y haciendo una floritura con la varita lanzó un potente hechizo que se desvió por unos centímetros y fue a impactar contra el arco de la puerta arrancando un pedazo bastante grande que golpeó a uno de los carroñeros que flanqueaban al mortigafo grande.
Entonces comenzó un largo combate entre los dos grupos, intercambiando hechizos y maldiciones de todo tipo, algunas se estrellaban contra los hechizos protectores y otras acaban impactando contra alguna pared, o destrozando una ventana, arrancando pedazos de suelo. 
Varios carroñeros habían sido derrotados, uno de ellos había salido disparado por una ventana cuando Nuria le lanzó por los aires con un hechizo muy bien dirigido que había impactado en el pecho del hombre que golpeó con las piernas en el alfeizar de la ventana antes de caer hacia atrás por ella. Fred estaba con Miller a sus espaldas luchando con dos carroñeros cada uno, intentando llegar hasta Nuria que se había alejado de ellos.
Angel estaba apoyado contra la pared, se había desplomado cuando un trozo de suelo le golpeó en la cara y le hizo caer hacia un lado, Emily intentaba que los carroñeros no le golpearan con sus hechizos, pero cada vez estaba mas débil, Nuria intentaba llegar hasta ellos, pero se dio de bruces con Amelia y tuvo que concentrase hasta el extremo para formar un protego que recibió un impacto tan fuerte de la maldición que la hizo desequilibrarse.
-NO, no, no , no - Dijo Amelia acercándose a Nuria- No puedes ayudarles, ellos ahora son míos
Rio de una forma tan estridente y loca que Nuria abrió los ojos en par en par, estaba fuera de sí y se notaba en sus facciones, la cara contraída en una mueca de locura con una sonrisa de oreja a oreja.
-Creo que jugare un poco contigo antes de tomar el plato principal - dijo Amelia mirando a Nuria y luego a Angel y Emily.
Nuria lanzó dos hechizos contra ella, pero esta los apartó como si tal cosa, como quien aparta un mosquito en pleno verano. Pero no se amilanó, empezó a girar en torno a Amelia para intentar buscar otro ángulo para poder atacarla, o al menos distraerla lo suficiente para que Angel pudiera ponerse en pie y ayudar a Emily, o al menos que Edu pudiera llegar en su ayuda.
Miller estaba espalda con espalda con Fred, y un poco mas a su derecha estaban Edu, Katie y Chiara haciendo un circulo improvisado para intentar avanzar para poder ayudar a Emily, que gritaba los hechizos con mucha fuerza, porque se veía rodeada y con la otra mano intentaba despertar a Angel que gemía en el suelo, habian avanzado unos pocos pasos cuando el mortifago grande lanzó un fuerte conjuro contra Edu que fue detenido por la protección de Katie y Chiara que se vieron sorprendidas por aquel ataque que miraban con miedo a aquel hombre fuerte que se acercaba hacia ellas a grandes zancadas, con la varita levantada para descargar otro fuerte hechizo contra ellas. El brazo bajo con fuerza y un destello de color verde golpeó de nuevo la protección de Chiara y Katie mantenían sobre ellas y Edu, las dos se miraron y se tambalearon, había sido un impacto muy fuerte y casi lo habían notado en la punta de las varitas. Lo vieron alzar de nuevo la varita y se prepararon, cogieron cada una su varita y se dieron la mano la una a la otra, mirando con furia a aquel hombre que quería matarlas. Pero de pronto lo vieron moverse hacia su izquierda algo lo golpeó con tanta fuerza que lo lanzó contra la pared que tenía a su espalda, pero no era una cosa si no una persona, Miller había lanzado un conjuro contra los dos carroñeros que tenía enfrente que los había dejado fuera de combate y sin pensarlo dos veces salió corriendo hacia el hombre alto y lo embistió con fuerza estampándolo contra la pared, las varitas de ambos salieron despedidas por la fuerza del impacto y los dos quedaron tendidos en el suelo mirándose fijamente, aunque el hombre era algo mas alto que el estudiante, los dos eran fuertes y estaban frente a frente.
-Tendrás que pasar por encima de mí para llegar hasta ellos - le dijo Miller poniéndose en pie 
-Que así sea - dijo el hombre poniéndose también en pie y lanzándose hacia adelante.
Los dos empezaron a lanzar golpes a su adversario pero la técnica de Miller era mucho mejor, el mortifago lanzaba golpes fuerte pero sin apenas precisión, y el joven los podía esquivar o bloquear aunque cuando lo hacía sentía la fuerza de cada impacto en sus antebrazos, pero devolviendo buenos golpes al cuerpo.
La pelea se escuchaba muy cerca de Nuria y Amelia que aun giraban la una alrededor de la otra, buscando un buen alguno donde poder encajar su próximo conjuro, Amelia fue la primera y lanzó una maldición contra el costado de Nuria que se vio obligada a saltar a un lado para esquivarla, intentado lanzar su propio conjuro contra ella, pero fallando al tener que saltar para no recibir el que su contrincante le había lanzado.
-Ohhh pobre- dijo en tono burlón la mortifaga - ¿Te has hecho pupa?
-Déjame!!-le grito Nuria
Amelia se rio con fuerza y lanzó otros dos hechizos, que Nuria tubo que detener como pudo y trastabillar con un trozo de escombro que la hizo resbalar y caer hacia atrás intentando detener su caída con ambas manos soltó la varita que fue rodando lejos de ella por el frio suelo, por lo que tuvo que andar a gatas hacia atrás tratando de recogerla, pero cuando su mano estaba apunto de cogerla, un impacto de color azulado golpeó en la piedra que conformaba el piso de aquel frio pasillo, obligando a Nuria a retirar la mano; miró hacia arriba y se encontró con la mirada fría de Amelia, que ahora sonreía con mas ganas, con la punta de su varita fija en la chica que tenía a sus pies, casi a su merced.
-Nooooo-la voz fuerte y desesperada de Fred cruzó todo el corredor mientras se acercaba a Nuria, pero otro de los mortifagos se interpuso en su camino y ambos intercambiaron varios conjuros y defensas. A su derecha Miller peleaba mano a mano con aquel hombre fuerte y alto, aunque la técnica de pelea muggle con el muchacho estaba usando era mas precisa y eficaz, la edad y altura de su oponente hacia que fuera un adversario difícil de derrotar. Ahora Nuria miraba con desesperación a Fred  que intentaba llegar hasta ella, pero el mortifago no le permitía alcanzarla.
-Ohhh el amor, que bonito y difícil a la vez - la voz de Amelia sonaba con un tono infantil- ¿No crees?, la otra persona nos da su cariño y su ser, y sin embargo tememos que se vaya y nos deje con el corazón roto. 
Soltó una risita en tono burlón y luego miro por el rabillo del ojo a Fred que seguía lanzando conjuros contra el mortifago con la intención de hacerle a un lado y poder llegar a Nuria, pero el otro no cejaba en su afán de no dejarle, desviando sus hechizos y luego lanzando los suyos contra él; mientras Miller y el gran mortifago estaban casi pegados a ellos en una lucha sin cuartel.
-¿Que sería peor para ti? - Amelia se inclinó sobre la joven, para estar a su altura - ¿Que le perdieras para siempre, o que ni siquiera te recordara?.
Nuria la miró con horror en sus ojos, perder a Fred sería un golpe terrible para ella, pero si él la miraba y ni siquiera sabía quien era, ni lo que sentía por ella, aquel pensamiento recorrió su mente como la pólvora destrozando todo a su paso, y no pudo contener dos lágrimas que recorrieron sus mejillas.
-Seguro que un Obliviate es suficiente para que no sepa cuanto le quieres, ni cuanto te quiere él a ti- dijo Amelia mirando a Fred que había perdido el equilibrio con el ultimo ataque de su contrincante, que levantaba la varita- ¡NO!, es mío- le ordenó la mujer y aquel mortifago sonrió para si mismo y dio dos pasos atrás.
-Puedes despedirte de él si quieres- se puso en pie y miró de nuevo a la joven que se intentaba levantar pero las piernas le temblaban tanto que se volvió a caer de bruces, y luego extendió la mano hacia adelante llorando y gritando el nombre de su marido que la miró y sonrió ampliamente.
-Nunca te iras del todo, puede que te saque de mi mente pero no de mi corazón - le dijo Fred
-Cuando haya terminado contigo, ni siquiera sabrás como te llamas - dijo Amelia avanzando hacia el muchacho, que no se giró para mirarla. 
 Todo sucedió en apenas unos segundos, la mortifaga alzó su varita y grito “Obliviate” y un cegador haz de luz azul celeste golpeó contra un cuerpo con tal fuerza que todos se cubrieron los ojos ante el destello, cuando se volvieron a adaptar a la luz, Fred se puso en pie mirándose de arriba a abajo y con un rápido movimiento apunto con su varita al mortifago que lo miraba desconcertado.
-Desmayus- el hombre recibió el golpe en el costado y se desplomó sobre una pila de escombros que tenia a la espalda.
Nuria se arrastró a toda velocidad por el suelo y agarró con fuerza su varita con la que apuntó a Amelia que se daba la vuelta sin saber que había sucedido pero viendo la muchacha con la punta de su varita apuntado hacia ella su expresión paso de la sorpresa al miedo, cuando recibió un conjuro que la dejo completamente petrificada, cayendo de bruces sobre un arco desprendido de una ventana y dándose un fuerte golpe en la cabeza, un pequeño hilo de sangre empezó a manar de una brecha en la frente y empezó a formar un charco en el suelo.
Edu, Emily, Katie y Chiara hicieron retroceder al resto de mortifagos y carroñeros hasta que se quedaron en medio del corredor apuntando en todas las direcciones, fuera aun se escuchaban los ecos de la batalla, y alguien gritaba algo sobre Harry Potter, no sabían el tiempo que habían estado luchando y ni quien estaba ganando pero se reunieron todos en un pequeño circulo para hacer frente a cualquier enemigo que pudiera aparecer por las escaleras, las ventanas rotas o la puerta del patio.
Despacharon un ataque de unas arañas de tamaño de perros, que atravesaron uno de los ventanales que aun quedaban con vidrios, y la lluvia de pequeños cristales se convirtió en arena al estrellarse contra el escudo verduzco que Katie había creado en el momento oportuno, y poco a poco las fueron expulsado, Edu y Ángel mataron a algunas de ellas especialmente agresivas que pretendían llevarse a dos alumnas de Gryffindor desplomadas en el rellano.
Poco a poco el tiempo se fue condensando y perdieron la noción del mismo, hasta que un grito lejano, como el de una criatura que agoniza y sufre inundo por completo el corredor, y vieron por los huecos en las paredes de piedra las columnas de humo negro que provocan los mortifagos al desaparecerse.
-¿Que ha pasado?- Preguntó Edu
-No lo sé, pero se están yendo - dijo Emily asomada a una ventana sin cristales.
-¿Hemos ganado?- pregunto Katie.
-Está muerto, el señor oscuro ha sido derrotado - gritaba un Hufflepuff que corría por los jardines 
-Lo… lo han derrotado- tartamudeo Chiara - Hemos sobrevivido.
-Lo hemos hecho, lo hemos conseguido- dijo Nuria abrazada a Fred, todos corrieron a abrazarse y las lagrimas de felicidad les llenaron las mejillas y los ojos, pero de pronto Chiara empezó a mirar a todas las direcciones.
-¿Donde esta Miller?- dijo con temor -No le veo.
-La ultima vez que le vi estaba luchando con…-las palabras de Fred se pausaron al ver al mortifago grande que estaba empotrado en los restos de la puerta de una de las torres laterales que llevaban a los pisos superiores. Todos fijaron la mirada en aquella dirección, y entonces Nuria vio aquellas viejas botas marrones que su amigo le gustaba tanto usar cuando no llevaba el uniforme de Hogwarts.
-Está ahí - dijo señalando con la mano y todos corriendo hacia él muchacho que se encontraba sin sentido apoyada la espalda contra la pared y sus brazos inertes colgaban a los lados de las piernas que estaban en reposo, como si se hubiera sentado allí a descansar, tenia un fuerte golpe en la cabeza y los ojos cerrados.
-No, dime que no está…..-Chiara se llevo las manos a la boca y ahogo un grito al verle tan inmóvil.
Nuria corrió a su lado y sacó su varita con la que realizó un par de movimientos y luego se inclino sobre el chico.
-Esta vivo!- grito con ilusión en la voz, y rebuscó por el suelo hasta que encontró un poco mas lejos una bolsa de mano de piel, abierta y con varios frascos por el suelo- Cariño, mi bolsa. Le dijo a Fred señalando la bolsa con la mano. Este corrió hasta donde señalaba y puso todos los frascos dentro y volvió corriendo a su lado.
-Tengo por aqui algo que lo hará despertar- la joven curandera empezó a sacar frascos de todos los tamaños, colores y con etiquetas escritas a mano, donde se podían leer nombres de ingredientes o pociones como “regula sangre” o “cura para la picadura de serpiente”. Había sacado como unos quince o mas frascos que ahora formaban un pequeño corro alrededor de la bolsa.
-Aquí está, tengo que ponerlo de los primeros- se dijo mientras con el frasco en la mano, quitaba el tapón de corcho, abrió un poco la boca de Miller y deslizó cuatro gotas en el interior.
Todos estaban expectantes, cuando por fin se le abrieron los ojos poco a poco, miró a su alrededor como si acabara de despertar de un largo sueño, y posó su mirada en todos y cada una de las personas que lo estaban mirando.
-¿Qué?- preguntó el muchacho mirando como desorientado a su alrededor- ¿Donde estoy?
-Vaya susto que nos has dado- dijo Fred poniéndole una mano en el hombro- Seguimos en Hogwarts 
-¿Hogwarts?- dijo este como si fuera la primera vez que escuchara este nombre- ¿Quienes sois? ¿Porque estamos en medio de una ruinas?, no logro acordarme de nada.
Entonces el miedo y la tristeza recorrieron los rostros de todos sus amigos, que empezaron a mirarse, Emily y Katie abrazadas, miraron a Chiara que no podía mas y empezó a llorar con la mano en la boca, Nuria por su parte empezó a mirar a Fred, y luego a cada uno de ellos.
-No, no puede ser- dijo de pronto - Somos tus amigos, desde el primer curso de magia y hechicería, ¿no recuerdas las clases de encantamientos?
El chico se acomodo como pudo contra la fría pared de piedra y la miró como quien mira a alguien que parece que le esta contando algo sin ningún tipo de sentido.
-¿Magia? - dijo entrecortado - ¿De esos trucos que te enseñan para sacar conejos de sombreros o algo asi?
Fred agarró la mano de Nuria y la abrazó cuando esta se desplomaba hacia atrás sin comprender lo que estaba sucediendo.
-No entiendo que esta pasando- dijo entre sollozos - Ella te lanzo el hechizo a ti Fred, todos vimos el destello, pero pensé que había fallado. ¿Como le ha podido dar a él?
Entonces Fred, recordó algo, tras haber caído hacia atrás y quedarse a mereced del mortifago y del conjuro de desmemorizante de Amelia había mirado a Miller que seguía luchando contra aquel bestia, y en apenas un minuto, su amigo lo miró y comprendiendo lo que iba a suceder se lanzó con ambas piernas contra el pecho del mortifago lanzándole contra la puerta y usando el mismo impulso para interponerse en el camino del hechizo de Amelia.
-Por eso no recuerda nada - dijo Edu con tristeza
-Pero, ¿podemos curarle no? - dijo Emily con lagrimas en los ojos.
Todos miraron a Nuria que aun miraba a su amigo con la cara bañada en lagrimas y desconcierto total, Fred aun la sujetaba la mano, pero ella parecía no notarlo.
-No…. No lo sé- dijo ella mirando en todas las direcciones como esperando hayan una respuesta 
Miller sentado aun en el suelo los miraba con cara de incredulidad, y pasaba la vista de uno a otro sin saber muy bien que decir, luego su vista se poso en Chiara que llorando sin consuelo se le acercó con calma y le cogió la mano.
-Aunque no me recuerdes, tu y yo somos la pareja mas feliz de todas - le dijo con dulzura- Hemos pasado por muchas cosas y no pienso dejar que esto sea un adiós, si hace falta pasare contigo por otras viente primeras citas, pero ahora no puedes irte como si nada hubiera pasado.
Miller la miró con una expresión entre el asombro y la felicidad y le puso la otra mano sobre la suya, para luego sonreírle.
-Ahora mismo no se quien eres, pero si tan seguro estas, merecerá la pena volver a conocerte.- la susurro.
Todos se quedaron alrededor de los dos jóvenes mientras en el castillo la gente era presa de todo tipo de emociones y sensaciones, la felicidad por la desaparición del señor tenebroso o el poder encontrar a ese amigo que pesaban que había desparecido o algo peor, pasando por la amargura de aquellos que encontraban a sus amigos sin vida, o en muy malas condiciones y tenían que prestarles consuelo en sus últimos momentos, pasando por el amor que unía aquellas parejas que hasta aquel entonces no se habían atrevido a dar el paso definitivo que acabara uniéndoles. Pero todos sentían la tristeza de ver su colegio destruido, aunque sabían que podría ser reconstruido con la ayuda de la magia y la pericia de sus profesores que conocían cada palmo de aquel castillo, verlo en ruinas, con zonas totalmente devastadas por el fuego o las cristaleras del gran comedor vacías de cada una de sus brillantes vidrieras que brillaban en verano con sus intensos colores  dándole al gran comedor ese aspecto que le hacia tan acogedor y único.
A las pocas horas llegaron los aurores del ministerio de magia y dieron caza a muchos de los carroñeros y mortifagos aunque muchos de ellos lograron escapar, la gran mayoría acabo siendo atrapado en las cercanías del colegio o en los pueblos muggles mas cercanos donde se hacían pasar por vagabundos u otras personas para intentar pasar desapercibidos, y los padres de los alumnos recogieron a sus hijos para llevarlos a casa. Pero muchos sabían que el año que venia las clases se reanudarían sin la sombra de la oscuridad planeando sobre sus cabezas y eso en parte les hacia sentirse con ganas de regresar, para acabar sus estudios o bien comenzarlos.
Pasaron los años, y poco a poco la comunidad mágica recobró su normalidad, los alumnos se convirtieron en padres que tuvieron hijos que iban a ocupar las aulas en las que ellos habían aprendido a hacer sus primeros hechizos, o a pesar los ingredientes exactos para una poción para quitar forúnculos; pasearían por los mismos pasillos en los que ellos jugaron, rieron e hicieron amistades que durarían durante muchos años, y ahora se encontraban de nuevo en el anden nueve y tres cuartos para que sus hijos tomaran allí el expreso de Hogwarts para poder acudir a un nuevo curso en el colegio de Magia y Hechicería.
Los carritos cargados de baúles atestaban en el anden, donde el tren ya estaba situado para efectuar su salida a las once en punto de la mañana, algunos padres corrían con sus hijos por las plataformas buscando algún asiento libre, otros formaban grupos donde charlaban de como les había ido en las vacaciones de verano, o como su hijo había conseguido aprender a convertir una rata en una copa.
Parecía que había sido ayer cuando Edu, Katie, Ángel, Emily, Nuria, Fred y Chiara se habían subido al tren para asistir a su primer curso en el colegio, y ahora estaban allí de pie con sus hijos corriendo cerca de ellos, o enseñándoles a los otros como hacer levitar una pluma.
-Vale Wyatt deja a tu hermano Brian- Nuria intentaba que sus hijos gemelos dejaran de pelearse por una de las bengalas del Dr Filibuster que su padre Fred les había dado antes de salir de casa.
-Pandora, ven cariño que vas a perder el tren - Angel intentaba darle a su hija la túnica para que la pusiera antes de entrar al tren.
-Mike, acuérdate de que este año ya empezáis con los TIMO, - Emily le entregaba a su hijo mayor un fardo de libros para que los metiera en su baúl, mientras Edu intentaba que su hija Cynthia no se gastará todas sus monedas en chucherias.
De pronto llego Chiara con su hijas Beatriz y Laila, la cual empezaba este año en el colegio Hogwarts de magia y hechicería, Beatriz por su parte ya estaba en cuarto curso y llevaba en la mano un libro de gran tamaño en cuyo lomo se podía leer en grandes letras azul “Trasnformaciones avanzadas”
-Vamos cariño que ya están todos aqui - le dijo Chiara y saludo con la mano a Nuria y los demás.
-¿Que tal habéis pasado el verano? - le pregunto Nuria mientras las chicas se juntaban con el resto de niños que se habian reunido en torno a los gemelos que estaban abriendo otra caja de fuegos artificiales.
-Bueno, este año ha sido algo mas lioso que el anterior, sobre todo para encontrar los libros de cuarto curso, pero me las he apañado.- Chiara miraba con cariño a sus dos hijas.
-¿Que tal se encuentra?- le preguntó Edu que llego arrastrando un baúl 
-Pues parece que el ultimo tratamiento que mandaron en San Mungo no fue muy útil - dijo Chiara con tristeza- Aunque nosotros estamos muy bien, y somos felices me duele no poder decirle nada sobre la magia y nuestro mundo y menos aun que él había sido un gran mago.
Suspiro con profundidad y trato de mantener la compostura todo lo que pudo colocándose una vieja bufanda de la casa Gryffindor en el cuello, por detrás se podían ver las iniciales M.A. bordadas en hilo amarillo.
-¿Sigue pensando que las niñas van a un colegio privado de esos de muggles?- pregunto Emily
-Si, creo que en el fondo algo sabe, esperamos que este año por navidad podamos explicarle todo, al menos la condición de nuestras hijas- dijo Chiara cogiendo el brazo de Emily con cariño - Beatriz quiere enseñarle como ha mejorado en encantamientos pero tiene miedo de que la mire como a un bicho raro. Pero desde que trabaja en la policía esta mas ocupado y al menos esperamos que eso nos ayude a que vea esto con buenos ojos.
-Seguro que lo hará, y veras como poco a poco puede que recupere todos sus recuerdos. -Dijo Nuria con amabilidad- Estamos intentado localizar a una antigua sanadora que puede que nos sea de gran ayuda, pero aun no tenemos algo definitivo, si Dumbledore estuviera aqui….
-No importa Nuria- dijo Chiara y la abrazó - Se que te esfuerzas mucho, y se que si alguien puede devolverle sus recuerdos seguro que serás tu.
El silbato del tren anunciaba que la salida iba a ser inmediata, asi que los padres acompañaron a sus hijos a los vagones y subieron los baúles al interior, para luego irse al anden para ver como el tren iba avanzando poco a poco, mientras desde dentro las manos de los pequeños y pequeñas se despedían entre risas y lloros. El grupo de amigos se juntó para despedir a sus hijos, agitando sus manos hasta que el tren cogió velocidad y se fue incorporando a la vía que realizando un giro hizo que se perdiera de la vista. 
Sabían que iban a estar bien, y que seguramente su curso sería mucho mas normal que el suyo, desde que el señor tenebroso había desaparecido y casi todos sus seguidores habían acabado en la cárcel de Azkaban o se habían escondido, la sombra de las artes oscuras apenas tenia peso o presencia en la comunidad mágica de Inglaterra. 
Chiara y Nuria abrazadas en el final del anden, se miraron con todo el afecto de una larga y duradera amistad, sabiendo que no tardarían en encontrarse de nuevo. 
Mientras el tren de locomotora roja escarlata recorría las vías ocultas que le llevarían hasta el castillo de Hogwarts, los niños en su interior intercambiaban vivencias de sus vacaciones de verano, se reían de las gracias de los gemelos Wyatt y Brian que estaban intentado cambiar el color del pelo de una las alumnas de tercero de Slytherin y simplemente contemplaban el paisaje que pronto se volvió urbano a medida que dejaban las vías de la estación oculta para tomar rumbo al norte; viviendo su primer viaje en aquel tren o regresando en él a Hogwarts.

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