El antes y el ahora

La primera noche en el casa del viejo matrimonio fue una vigilia constante del estado de George, aunque este insistía que se encontraba mejor entre Nuria y Fred lo mantuvieron en la cama de matrimonio para cuidar sus heridas, vendarle y darle una poción de regeneración de sangre para la gran perdida que había sufrido después de perder la oreja.
-Ya que estoy aquí podríais subirme un desayuno mejor - dijo George por la mañana.
-El servicio no incluye desayuno, eso incluye un plus - le dijo Fred
-Ya no se respeta ni a los desorejados - dijo su hermano con los brazos cruzados.
-Siempre puedes pedir una canción de cuna, pero tendrá que ser tocada de oido- dijo Nuria de pronto mirando a los dos hermanos que la devolvieron la mirada y luego empezaron a reír 
-Vaya, pues si que se le están pegando tus malas costumbres - dijo George
-¿Y que esperas? El amor es mas que besos y pasear- dijo Fred abrazando a Nuria.
-Al menos hemos conseguido que sonrías - dijo Nuria sentándose en la cama- Ya hemos avanzado algo.
Los tres comenzaron a charlar sobre los días en los dos gemelos iban a Hogwarts y dan quebraderos de cabeza a todos y cada uno de los profesores del colegio, llegando a conseguir que la profesora Mcgonagall dejara sus buenos modales y les gritara en pleno jardín interior por colocar una gran bomba fétida en la sala de profesores el día de su cumpleaños, estropeando la tarta que los demás profesores le habían comprado para la fiesta. Ellos salieron corriendo por el pasillo que va a las habitaciones y luego les había atrapado en el jardín cuando intentaban salir por uno de los pasadizos que conocían gracias al mapa del merodeador. 
Aunque ellos lo recordaban con una sonrisa en los labios, seguramente la profesora no lo vería igual, pero años después le habían regalado una tarta igual para compensarlo. Ella les dio las gracias y luego les requisó las otras bombas fétidas que tenían en el baúl oculto de la sala de los artefactos en la planta baja. Todo aquello estaba ya muy lejos, pero sin embargo el colegio seguía en el mismo sitio y con los mismos profesores de entonces, o casi todos. Ahora con Snape al mando y con los hermanos Carrow como segundos al manos la vida de los alumnos de Hogwarts parecía estar muy lejos de aquellos tranquilos tiempos de bromas y risas. Hasta para un par de bromistas como los gemelos Weasley se notaba aquella tensión y que aquella empezaba a ser una época dura para todos los magos de Inglaterra y puede que del resto del mundo mágico. 
Pero allí sentados los dos juntos riendo y viendo a Nuria riendo con ellos parecía que una ventana de luz se había abierto y aliviado tanta tensión acumulada durante aquellos días,  las risas sonaban tan extrañas cuando tanto se había perdido. 
Mientras, abajo el resto del grupo preparaba de nuevo la casa para que fuera su nuevo hogar, aunque sabían que estarían poco allí, no debían estar mucho tiempo en el mismo sitio por si pudieran estar siendo espiados o que les volvieran a atacar los mortifagos o los carroñeros que ahora rondaban por todo el territorio a sus anchas. Con el ministerio de Magia bajo el control de la marioneta de Voldemort apenas había sitios seguros donde pudieran ocultarse, pero debían seguir haciendo lo que hacían, para eso se habían preparado durante tiempo, estudiando cada hechizo, cada conjuro y cada poción para poder estar siempre dispuestos y siempre atentos a cualquier eventualidad.
Miller y Edu limpiaban la cocina y colocaban los vivieres en los estantes, mientras tanto Angel, Chiara, Katie y Emily ordenaban la habitación y el salón, preparaban los hechizos de protección para la casa.
-Creo que si ponderosa las mochilas cerca de la ventana grande del salón podríamos salir corriendo por la cocina- decía Angel a Katie
-Me parece una buena idea, podemos poner unas sillas en él pasillos del Hall por si entra alguien al menos nos de unos segundos y poder huir - dijo Katie
Emily y Chiara habían colocado los sacos de dormir para que hicieran un circulo en el centro del salón cerca de la chimenea y de la puerta de la cocina, para poder tener cerca la salida y no pasar demasiado frio en las noches. Aun hacia frio en el sur de Londres, aunque ya había entrado con ganas la primavera parecía que el sol no calentaba demasiado y las noches aun traían frio y lluvia. Gracias a las dos mochilas con capacidad mágicamente aumentada podían llevar sacos de dormir, la tienda y los víveres e ingredientes parta las pociones, pero aun asi echaban de menos poder estar bajo un techo de verdad, pero sabían que debían seguir moviéndose.
Chiara miraba con cariño a sus compañeros lleno y viniendo en el salón, y pensaba que cuando todo aquello acabara podrían volver a sentarse en Las Tres Escobas a tomar una cerveza de mantequilla y reírse con los recuerdos felices que aún retenían, incluso los de aquella época de tristeza. Su mirada se posó en Miller al que veía por la puerta de la cocina, le veía hablar con Edu, y colocar cosas aquí y allí, y entonces su mente recordó el sabor de sus labios y el calor cuando él la abrazaba, y sabía que debía pasar con ese chico todo el tiempo que pudiera, tenía miedo, miedo de perderle y sentir que su vida se quedaba vacía, poco a poco habían vivido juntos todos aquellos meses en la casa de Great Wall durmiendo juntos, comiendo juntos y pasando horas en la biblioteca, aun recordaba el olor de sus cabellos cuando él se dormía sobre su pecho y ella le besaba la frente. Ella sabia que él sentía el gran peso de proteger a sus amigos, y mantenerlos unidos bajo tanta adversidad, y le quería con tanta fuerza que a veces quería gritar de rabia, apenas habían tenida tiempo para ellos solos aun durmiendo juntos siempre estaban ocupados con hechizos, comprando los víveres para comer y para las pociones, todos estaban igual y se notaba que deseaban con ansia algo de normalidad, poder disfrutar de una noche de tranquilidad, de sentarse en el sofá del salón a leer juntos un libro al calor de una chimenea, o poder volver al cine Muggle al que la había llevado en los primeros días en que empezaron a salir juntos. Sabía que las demás parejas también querían algo parecido, poder disfrutar de su relación, de poder pasear de la mano por una calle, de poder besarse en el parque, sin tener que estar pensando que en cualquier momento un mago tenebroso iba a saltar sobre ellos y atracarles. Se descubrió a si misma mirándole con una fuerte sonrisa en los labios y él se giro y la miro a los ojos sonriendo. Recorrió la distancia entre el salón y la cocina y le abrazó, él la compensó con un gran beso.
-¿Todo bien cielo?- le preguntó él
-Si, solo pensaba en lo que haremos cuando todo acabe, cuando no tengamos que mirar por encima del hombro todo el rato- le dijo ella con nostalgia en la voz.
-Yo también lo he pensado, y ¿Sabes que? Me gustaría sentarme un día contigo en nuestra casa y ver crecer a nuestra pequeña familia, es muy mayor sueño- le dijo el sin dejar de sonreír
Ella lo miró con cara de sorpresa y poco a poco se le fue dibujando una gran sonrisa en los labios, y le beso con pasión.
-Te quiero - le salió tan espontáneamente que parecía que había pillado al chico por sorpresa.
-Yo también te quiero- el dijo con una gran sonrisa.
Apenas se habían dado cuenta de que Edu se estaba desplazando poco a poco con una taza en la mano y salía al salón.
-Creo que le hemos echado de la cocina - dijo Chiara riendo
-Si, creo que ha sido un poco violento para él - dijo Miller.
En el salón seguían preparando las mochilas y los sacos para que todo estuviera listo cuando acabaran de cenar, Miller preparó un poco de pollo con patatas, tomate, y pimiento, y comieron sentados en el salón enfrente de la chimenea charlando amigablemente sobre  clases de pociones, o encantamientos.
Miller subió tres platos a los gemelos y Nuria que seguían arriba cambiando los vendajes de George, para que la oreja no sufriera algún tipo de infección, Nuria había usado una poción de regeneración de sangre por la tarde y ahora el chico tenía mejor cara, y Fred estaba haciendo cuentas con los últimos pedidos de la tienda, aunque ahora estaba intentado vender al exterior para evitar tener que desplazarse al callejón Diagon por si acaso los carroñeros estaban esperando por él o por su hermano. 
Nuria sonrió a Miller que llamó a la puerta de la habitación con tres platos de pollo, dos de ellos en las manos y otro levitaba por encima de su hombro derecho.
-Gracias por la cena, se nos había pasado por completo - dijo Nuria
- No pasa nada, para eso estamos- dijo Miller dejando los platos en la mesa que había en la esquina de la habitación.
-¿Qué tal todo por abajo? - preguntó Fred
-Bien, ya tenemos todos los hechizos listos y las cosas colocadas, luego os subiré los sacos - dijo Miller yendo hacia la puerta.
-Vale, acuérdate de que si nos necesitas para hacer guardia solo tienes que subir - dijo Nuria
-Hoy descansad, mañana seguramente vayamos a por vivieres y os avisare - dijo Miller saliendo por la puerta - Os veo mañana, George recupérate que ha sido un rasguño
-¿Qué? No te oigo, díselo a mi lado bueno - dijo George 
Miller se rió y se despidió con la mano, Nuria cerró la puerta y se fue hacia la comida, cogió un plato y se lo puso a George en el regazo, confió los otros dos y se sentó con Fred en el suelo a comer. 
George empezó a contar cosas de cuando estaban en casa, y salían con su padre a limpiar el jardín de Gnomos o bien escondiendo objetos muggles de su madre en el cobertizo del jardín para que su padre pudiera estudiarlos. Incluso el mundial de Quidditch que fue atacado por mortifagos y acabó en un caos tan grande que apenas tuvieron tiempo de reaccionar, estuvieron escondidos con su hermana en el bosque cercano mientras su padre lidiaba con ellos.
Eran recuerdos felices y tristes de una gran vida de bromas y risas que les había llevado a construir una tienda de artículos de broma, artículos salta-clases y otros divertidos objetos que compartían su vida de humor y risas con los demás, era como si sus clientes se llevaran una parte de los gemelos con cada compra que realizaban.
Nuria estaba contagiada desde el primer día de esa felicidad y aunque tuvo que aguantar unas cuantas bromas de su actual marido, había sido ese sentido del humor lo que mas le atraía de él, por esa capacidad de ver la felicidad en los momentos mas oscuros y en los que otras personas estarían tristes él y su hermano podían sonreír y hacer una gran broma que sacaba la risa a todos el mundo.
-Cariño, creo que tu hermano debería descansar - dijo Nuria acariciando la mano de Fred
-Creo que hace un rato que lo ha está - dijo Fred mirando a su hermano que roncaba sobre la almohada.
-Bueno, pues ahora durmamos un poco, me levantare en dos horas y le revisare- dijo ella dándole un beso en los labios, que él correspondió.
Ambos se acurrucaron en los sacos que Miller les dejó en la puerta, y aun notaban el calor que subía del salón que estaba justo debajo. Él se durmió antes que ella que se le quedó mirando durante un rato, disfrutando del placer de verle dormir, era algo que le encantaba, le hacia sentirse en casa estuviera donde estuviera.
Miller fue el primero en despertarse, su mano estaba aferrada a la Chiara y eso le sacó una gran sonrisa, le besó la mano y se levantó. Recorrió con la mirada el salón donde todos aún dormían, menos Angel que estaba en la entrada del salón vigilando el Hall.
-Buenos días colega, ¿Un café ?- dijo Miller susurrando 
-Pues estaría encantado, ya casi no me aguanto aquí sentado- dijo Ángel desperezándose.
Ambos cruzaron con cautela el salón para no despertar a los demás, y entraron en la cocina, Miller sacó la varita e hizo que uno de los fogones se encendiera, hizo venir de la encimera la cafetera, y de otra el café, que dejó preparándose en el fuego, luego saco pan y lo cortó en rodajas colocó una sartén en otro de los fogones y empezó a calentar las tostadas,  rebuscó en las estanterías y encontró que una quedaba mantequilla y algo de mermelada de melocotón, en poco tiempo preparo desayuno para todos, con huevos, bacon, tostadas, café y te.
Ángel se asomó por la ventana que ya dejaba entrar el tímido sol de la mañana, y se quedó mirando un punto fijo, Miller se giró hacia él
-¿Qué ocurre?- le preguntó acercándose hacia su amigo
-Hay un hombre parado delante de la casa, lleva un traje marrón y sin sombrero - dijo Ángel mirando fijamente al hombre.
-Deberíamos despertar a los demás - dijo Miller sacando la varita 
Ángel fue al salón y fue despertando a los demás susurrando a los odios y con ello evitar hacer demasiado ruido, Chiara subió con cuidado y con rapidez las escaleras y llamó a la puerta de la habitación donde dormían Nuria y los gemelos Weasley.
-Chicos tenemos a alguien en la entrada, levantaros- les dijo entre susurros.
-Vale, ahora bajamos.- dijo Nuria frotándose los ojos.- Fred, despierta hay alguien en la puerta de la casa.
Fred se levantó de un salto y fue a la cama de su hermano, le golpeo con suavidad en el hombro.
-George arriba, hay que estar en guardia - le dijo
Este se sobresalto y casi se cae de la cama, luego miró a su hermano y asintió y busco en la mesilla de su izquierda la varita, la cogió con fuerza en la mano derecha y salió con su hermano y Nuria y bajaron las escaleras hasta el salón donde ya estaban todos de pie y con las varitas en la mano.
-¿Se ha movido?- dijo Miller mirando a Ángel
-No, sigue ahí en la entrada, mirando para aquí - dijo este que miraba por la ventana del salón al exterior.
-Creo que debemos salir por detrás e irnos de aquí - dijo Katie
-Tiene razón, no podemos estar más aquí - dijo Miller- Recoged todo lo que podáis y salgamos de esta casa.
El grupo empezó a moverse con rapidez y a meter en las mochilas los sacos de dormir, la comida y las pociones. Tardaron poco en tenerlo todo dispuesto y con la ropa puesta para salir, Emily y Katie metían una ultima tanda de comida en la mochila, Edu colocó otras dos sillas en el pasillo del Hall.
-No le veo - dijo Ángel de pronto
-¿Qué? ¿Como que no le ves?- dijo Edu alarmado y todos se giraron hacia la ventana.
-Estaba ahí y de pronto ya no, no se si se ha escondido y se ha desparecido- dijo este mirando a los demás.
Todos se pusieron en tensión y empezaron a mirar a las puertas y las ventanas, temiendo que alguien fuera a irrumpir en cualquier momento por una de ellas. Al cabo de un rato decidieron que ya habían esperado demasiado y empezaron a cargar las mochilas y se dirigieron a la puerta trasera que daba al jardín. Miller posó una mano sobre el pomo y abrió la puerta hacia afuera, sacó la cabeza y miró a uno y otro lado pero no vio a nadie. Salió por completo al exterior y revisó con la mirada el jardín y la parte de atrás que daba a un pequeño descampado donde querían desaparecer para ir a las afueras de Hogsmade para poder entrar en el pueblo al día siguiente.
Todo parecía tranquilo, quizás demasiado tranquilo, Miller no dejaba de mirar a un lado y a otro; no se escuchaba ni los sonidos de los pájaros, o de algún vehículo muggle que estuviera por las cercanías. Se quedó parado mirando hacia el jardín y entonces vio con claridad la columna de humo negro que bajaba del cielo como atraída pro una fuerza magnética, él sabia que dentro de esa nube había un mago oscuro que venía a por ellos. Se giró rápidamente mientras levantaba la varita.
-Están aquí - gritó hacia sus compañero que ya salían por la puerta hacia el jardín
Una forma oscura surgió apenas la nube toco el suelo y con una mascara en el lugar donde debería estar la cara miro fijamente al muchacho que estaba plantado con firmeza y decisión en el jardín de la casa, sacó su varita y apuntó al joven mago, y un chorro de luz azulada salió de la punta en dirección a Miller que ya estaba preparado e hizo un semicírculo con la varita y el chorro de luz se estrello contra un escudo invisible que parpadeo al contacto de la maldición. 
Otra nube negra bajaba rápidamente desde el cielo y el hombre del traje marrón apareció por la esquina exterior del lado norte del jardín varita en mano salto al interior de la valla de piedra y atacó.
-Atabraquium - gritó el hombre del traje marrón pero el hechizo reboto en el escudo que Angel acaba de crear para proteger a Miller, Nuria y Fred salieron también al jardín y ambos bandos empezaron a lanzarse maldiciones y contramaldiciones los unos a los otros, haces de luz roja que rebotaban contra los azules escudos de protección que conjuraban Miller y Ángel mientras Nuria y Fred trataban de desarmar a los atacantes. Fred consiguió alcanzar al primer mago que había apareció en medio de la nube oscura y este salió despedido hacia atrás girando sobre un costado para dar contra el árbol que tenia justo detrás quedando tirado sobre las raíces sin sentido. Uno de las maldiciones de atar manos del hombre del traje marrón impactó en Emily que intentaba ayudar a Edu, y este lanzó un hechizo en respuesta. El hombre se quedó rígido como una piedra y se desplomó hacia adelante quedando como si un tronco hubiera sido cortado en miedo de un bosque. El mago que quedaba seguía lanzando maldiciones sin parar, moviéndose hacia adelante para entrar en el jardín y presionar a los jóvenes magos para que tuvieran que entrar de nuevo en la casa, pero Miller rompió su escudo y paso al ataque; se desplazó de un gran paso hacia su derecha e hizo un giro con la varita hacia arriba y a la izquierda, el hechizo golpeó la varita del mago tenebroso que salió disparada, siendo atrapada por Angel, que con la suya lanzo el hechizo repulsor que lanzó al mago por encima del murete de piedra golpeando sus piernas en la parte superior del mismo y haciéndole dar la vuelta completa y quedar sobre su estomago tendido en la acera.
-¿Estáis todos bien?- dijo Miller sin dejar de mirar adelante
Todos contestaron con un si enérgico, y Edu desató las manos de Emily que le sonrió y le beso la mejilla.
-Vamos a tener que cobrar entrada a este paso - dijo George desde la puerta.
-Creo que será mejor irnos a las montañas al este de Hogsmade- dijo Ángel.
-Bien, id viajando de dos en dos, por si nos vemos sorprendidos es mejor no encontrarnos solos- dijo Miller acercándose a Chiara- Nos encontraremos en el gran roble que se asienta en las faldas de la montaña, cerca de la casa de los gritos.
Todos asintieron y empezaron a salir al descampado, donde se fueron desapareciendo por parejas, los últimos fueron Miller y Chiara que echaron un último vistazo a la casa y luego notaron como sus pies dejaban la tierra y se sentían volar a gran velocidad por una especie de conducto, ya conocían muy bien toda aquella sensación, y notaban el cuerpo del otro agarrado a su mano.
La nieve rozo sus pies al aterrizar, varitas en mano miraron el claro del bosque en el que se acababan de aparecer, los rostros de sus amigos les miraron desde los arboles cercanos, y respiraron aliviados. Se juntaron en el centro con los demás y decidieron que instalarían la tienda un poco más arriba para poder tener una visión mas clara de estos bosques y poder ver si alguien se acercaba a su posición. El ascenso a una pequeña cumbre se les hizo un poco mas complicado de lo que pensaron en un principio, la nieve y el hielo les hacia resbalar o pisar en una zona mas profunda de lo que parecía, Ángel casi pierde un zapato cuando piso un gran cumulo de nieve que se hundió bajo su peso. Una vez alcanzaron la zona deseada se repartieron las tareas, Nuria y Fred montarían la tienda, Miller y Chiara empezaron a lanzar los hechizos de protección y los demás vigilaban la zona por si alguien les sorprendía mientras estaban atareados.
La tienda estuvo montada enseguida y Nuria entró para encender el fuego de la estufa que estaba en el salón y que a través de unos conductos de tela llegaba distribuía el calor a las habitaciones, luego entraron los demás. Edu y Emily llevaron la comida a la cocina y la colocaron en las pequeñas estanterías, Katie puso ropa de abrigo en las camas y George acabó de colocar el resto de muebles que llenaban el salón. Los últimos en entrar fueron Miller y Chiara que fueron a calentarse a la estufa, tenían algo de nieve sobre los hombros de las capas, pues acababa de empezar a caer una fuerte nevada. Sintieron que el calor volvía a sus cuerpos y se sintieron reconfortados, tanto que Miller abrazó con fuerza a Chiara y ella le sonrió con rubor en sus mejillas, lo que hizo que él sonriera y la besara en los labios.
-Al final os vais a gastar- dijo George sentado cómodamente en el sofá de tres plazas
Chiara lo miro con una sonrisa y le sacó la lengua, se separo de Miller y se fue con Emily y Katie que estaban charlando en una de las habitaciones.
-Sería una gran forma de gastarse - dijo Miller señalando a George
-En eso estoy totalmente de acuerdo - dijo este riendo
-Al menos aquí estaremos tranquilos, aunque sea un tiempo- dijo Ángel sentándose al lado de George
-Si, debemos planear muy bien como entrar en el pueblo y poder comprobar cómo están las cosas - dijo Edu
-Todavía tenemos suficientes provisiones, para aguantar una semana, tal vez dos, pero al final tendremos que buscar comida - dijo Miller
-De ingredientes vamos bastante bien - dijo Nuria- Si todos sale como pensábamos al menos al estar dentro del castillo podremos disponer de sus reservas.
-El principal problema serán los Carrow - dijo Fred sentándose al lado de su hermano 
-Una vez que hayamos entrado en el castillo tendremos que buscar donde ocultarnos- dijo Nuria
-Creo que tenemos un sitio ideal - Edu apoyándose en el respaldo del sofá- La sala de los menesteres, si conseguimos llegar a ella puede convertirse en lo que necesitamos y dentro tendremos todo lo que nos haga falta.
-Bien pensado- dijo Miller- Si todo sale bien daremos muchos quebraderos de cabeza a esos cabezahuecas que nos han robado la escuela.
Todos vitorearon y asintieron, y pudieron sentir la emoción de los demás que se juntaba con la suya propia en un gran sentimiento de euforia y satisfacción. Sabían que no iba a ser un camino sencillo y que conllevaba muchos riesgos pero estaban dispuesto a afrontarlos todos solo por aquellas personas que estaban siendo víctimas de un demente que pretendía destruir toda su comunidad solo por creer que unos eran mejores que otros, y eso no podían permitirlo. Sus amigos y familiares ahora dependían de ellos, y aunque aquella carga podía ser pesada la compartían todos juntos y sentían que así podrían con cualquier cosa que se les pusiera de por medio, magos tenebrosos, maldiciones, criaturas salvajes o cualquiera otra de las artimañas o trucos que el señor oscuro quisiera lanzar contra ellos. La determinación de aquel pequeño grupo de jóvenes magos era mas fuerte que nunca, habían pasado por demasiadas penurias, derramado muchas lágrimas y visto mucho sufrimiento como para rendirse ahora, al otro lado de aquella colina les esperaba el pueblo de Hogsmade, desde donde accederían al colegio Hogwarts y plantarían cara a los infames hermanos Carrow y al nuevo director, Severus Snape.

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