Luz y Oscuridad
Habían pasado semanas enteras metidos en la biblioteca, solo salían para hacer la comida o la cena, entrenaban los hechizos en la misma sala mientras el resto seguía buscando en los mapas, los libros y los viejos pergaminos que ahora llevaban el suelo y las mesas en las cuales habían pasado los días. Algunos en montones y otros desordenados en pilas, pergaminos en sillas o mapas que cubrían la superficie de la mesa por completo, pero aun no habían dado con una posible entrada al colegio Hogwarts. Los gemelos revisaban el mapa del merodeador todos los días, yo no solo para encontrar un pasadizo que pudiera servirles para entrar en el castillo, ahora estaban pendientes de su hermana; un punto con un titulo que decía Ginny iba de la sala común de la casa Gryffindor a las aulas, al gran comedor y apenas parecía que estuviera en otras salas, al menos por el momento. Aunque estaban buscando con muchas ganas desde que sabían que el profesor Severus Snape había sido elegido por el ministro de magia para sustituir al anterior director de Hogwarts Albus Dumbledore, y como ayudante tenía a la infame Dolores Umbridge, pero fue aun peor cuando Fred revisando el mapa como cada día descubrió dos nuevos puntos en la sala de profesores.
-!No¡ - había gritado con rabia - Los Carrow están en el colegio.
Los hermanos Carrow, Amycus y Alecto hermano y hermana, eran unos reconocidos mortifagos y habían servido al señor tenebroso desde su primer alzamiento, después dijeron que les había controlado con la maldición Imperius, y gracias a eso evitaron entrar en la prisión de Azakaban. No eran pocos los que pensaban que en realidad le habían servido por propia voluntad y conscientes de todos su actos de terror; sobre todo torturando a otros magos y brujas que iban siendo secuestrados por los demás mortifagos, bien para sacarles información o solo por pura diversión,
-¿Que demonios hacen esos dos en el colegio ?- había preguntado Nuria muy enfadada
-No lo se, pero aparecen aquí en la sala de profesores- dijo Fred señalando con el dedo en el mapa.
-¿Creéis que Snape los ha llamado para que le ayuden?- preguntó Miller, dejando a un lado un libro viejo y pesado.
-Solo saben hacer daño, les encanta- dijo George con los brazos cruzados
Todos guardaron silencio y miraron a los gemelos que miraban el mapa con el ceño fruncido, pocas veces habían visto a los dos hermanos tan serios y con esa cara de enfado, por normal general eran los que animaban a todos con sus bromas y sus imitaciones de profesores o personajes famosos. Pero hoy esa alegría estaba escondida detrás de la furia y la frustración de verse lejos de su hermana que estaba a merced de unos mortifagos conocidos por sus torturas. Ginny y los demás Weasley estaban en la lista de magos que el señor tenebroso consideraba traidores a la sangre, y ahora estaba encerrada en el castillo con dos de sus mas fieles seguidores, dispuestos a hacer con ella lo que fuera necesario para doblegarla, o simplemente dañarla por el mero placer de hacerlo. No podían permitir que su hermana sufriera, estaban mas decididos que nunca a colarse en el castillo y sacarla de allí.
-Tenemos que encontrar una maldita entrada - dijo Fred golpeando con la mano abierta el mapa- No podemos dejarla allí.
-Lo se cariño- le tranquilizó Nuria acariciando la mano que aún seguía sobre el mapa.
-Tiene que haber alguna, no puede ser que las hayan cerrado todas- dijo George mirando de nuevo el mapa apoyando ambas manos a los lados.
-Antes de nada necesitamos un plan, no podemos entrar por un pasadizo sin mas- dijo Edu- Vosotros dos ya no estáis en el colegio y a nosotros nos estarán buscando por todo lo ocurrido en estos últimos meses, ademas allí dentro puede que haya alumnos de parte de los Carrow o de Snape que nos delatarían enseguida.
-Es fácil decir eso, cuando no tienes a tu hermana ahí dentro- dijo Fred mirando a Edu con enfado.
-No, pero tengo amigos que están en la misma situación - este se volvió para encarar a Fred, ambos se miraban furibundos, como si fueran a liarse a golpes en cualquier momento.
-Cariño, Edu no está diciendo que vayamos a dejarla allí - dijo Nuria con voz serena y dulce para intentar aplacar a su pareja
-Si nos enfrentamos entre nosotros mas nos valdría salir ahí fuera y dejar que los mortifagos nos atrapen - dijo de pronto Miller y todos se giraron hacia él- Si luchamos entre nosotros, ¿qué sentido tiene todo lo que intentamos hacer? Ninguno, no habrán valido de nada los sacrificios y las penas que hemos sufrido, es ahora cuando mas unidos debemos estar, o si no él nos habrá ganado sin mover un solo dedo.
Todos lo miraron con tristeza y seriedad, sabían que tenía razón y que aquella pelea no les llevaría a nada bueno, todo sería en vano y al final acabarían en manos de los mortifagos, encerrados o algún destino peor que tuvieran reservado para los traidores como les llamaban.
-Lo siento Edu, yo... - empezó a decir Fred
-No tienes que disculparte, no puedo entender por lo que estas pasando, pero seguro que entre todos los vamos a solucionar- este le tendió una mano que el primero estrechó.
-Mejor- dijo George- No me gustaría tener que despeinarme para daros unos azotes a los dos.
Se escaparon unas tímidas sonrisas de los labios de los que estaban en la biblioteca, pero se esfumaron con rapidez al girarse para encontrarse de nuevo con el mapa, que les mostraba todos los pasillos, corredores, salas y personas que había dentro del castillo y aún así no podían hallar la manera de colarse en el interior para ayudar a sus amigos y familiares. Era como ver un espectáculo desde una tribuna muy alta, un espectáculo que sabían que estaba siendo infernal para muchos de los alumnos y alumnas que estaban ahora bajo el mandato de Snape y los dos hermanos Carrow.
Se pusieron de nuevo manos a la obra, repasando de nuevo mapas antiguos del colegio, los libros sobre la historia del mismo y otros manuscritos que tenían a mano con nombres de antiguos directores que habían dejado sus conocimientos sobre el castillo, aunque la mayor parte eran de poca o ninguna utilidad.
Angel agarró otro libro que se sostenía sobre una precaria pila encima de una silla, escogió “Relatos de los alumnos de Hogwarts 1800-1900” y cuando lo tuvo en sus manos el pila se inclinó demasiado y los demás libros cayeron sobre el suelo y los pies del muchacho, uno de ellos fue a golpear sus pies descalzos y el chico soltó un grito de dolor.
Miller se giró para mirarle con curiosidad, Emily ya estaba ayudándole con los libros y Nuria le miraba el pie.
-Vaya grito que has...- se detuvo en mitad de la frase y miró hacia abajo- Grito. ¡Eso es!, ¿cómo no se me había ocurrido antes?
La voz de jubilo del mago hizo que todos lo miraron con asombro, parecía que hubiera resuelto un acertijo de mil años de antigüedad y ahora lo estuviera repasando en su mente mientras iba de arriba a abajo de la sala con la mano en la barba y la otra colgando en el costado. Cogió rápidamente un pergamino que tenía encima de otra pila de libros y corrió hacia la mesa para desenrollarlo.
-La casa de los gritos - dijo señalando el mapa que se apareció delante de todos- Une el colegio con el sauce boxeador que hay en los jardines, el profesor Lupin nos explicó que lo usaban sus amigos para visitarle en los días de luna llena, cuando se iba a transformar en un hombre lobo, no aparece en vuestro mapa, porque está fuera del castillo, en los terrenos.
Todos lo miraron a los ojos y las sonrisas volvieron a los rostros de los gemelos, que ahora se incorporaban para mirarse entre ellos y señalar a Miller.
-Eres un genio- dijo Fred
-No tan guapo como nosotros, pero eso es lo de menos - dijo George con una risita
-!JA¡ Me parto- dijo Miller con sarcasmo pero con una gran sonrisa en los labios.
-Por ahí accederemos a los terrenos - dijo de nuevo Fred- Y podremos entrar en el castillo por una de las puertas del patio inferior, donde la fuente.
-Podríamos usar la vieja puerta de acceso a los archivos inferiores - dijo George- ¿Te acuerdas? Allí guardábamos las chuches que trajimos de contrabando desde Hogdsmade en tercer curso.
-¿Tan pronto empezasteis?- dijo Nuria
-Había que empezar de alguna manera y que mejor manera que una dulce - dijo Fred mirándola a los ojos y besándola.
Todos salieron de la biblioteca y bajaron a la cocina, llevaban ya un tiempo que solo estaban ellos, los miembros de la orden se habían trasladado a otros pisos francos para evitar ser detenidos por los mortifagos y para hacer operaciones desde allí, aunque Molly intentaba tenerles al día a través de lechuzas o de patronus, la información que recibían era bastante escasa y no tenían mucho conocimiento de las operaciones que estaban llevando a cabo la orden. Eso les frustraba en parte pues ellos querían formar parte de las acciones de la orden y así poder sentir que no eran unos protegidos que debían esconderse en vez de ayudar a la lucha como era su deseo, todos y cada uno de ellos deseaba perder mostrar su valía en la lucha contra Lord Voldemort y sus secuaces. Cada día que pasaban encerrados en la casa les parecía estar en una cárcel, aunque fuera suya y pudieran moverse con tranquilidad y libertada por todas las dependencias e incluso ir al pueblo a comprar víveres o recibir el periódico en la puerta de casa; pero ellos se sentían como prisioneros dentro de aquellas paredes. Querían poder salir y hacer frente a los carroñeros y los mortifagos y con ello menguar la actividad del señor tenebroso, pero sentían como si los otros miembros de los orden les vieran aun como a niños pequeños que deben esconderse en el salón hasta que pase el peligro, yo no eran tan niños y estaban mas que preparados para salir a demostrar de lo que podían ser capaces.
Empezaron a dejar los pergaminos escogidos y el mapa del merodeador en la mesa del salón, mientras tanto Miller fue a la cocina, recorrió con la mirada la encimera y luego se dirigió a la despensa y sacó de ella algunos ingredientes que fue mezclando con la ayuda de la varita, el fuego se encendió y una olla se colocó encima llena de agua que empezó a hervir, poco a poco los ingredientes que estaban listos fueron añadiéndose a la olla. Mientras tanto en el salón los gemelos preparaban mochilas con aquellos objetos que consideraban que podrían ser de utilidad para el viaje, entre estas cosas guardaron el mapa de merodeador, los pergaminos con información del pueblo de Hodsmade, y algunos de sus famosos fuegos artificiales. Nuria, Chiara, Emily y Katie iban de aquí para allí cogiendo ropa, sacos de dormir, y otros utensilios que fueron depositando en la mochila con capacidad aumentada gracias a la magia, incluso metieron dentro la vieja tienda de campaña en la que podrían entrar todos sin problemas, Nuria también cogió el libro con los hechizos que Dumbledore le había dejado, quería repasarlos alguna vez mas para asegurarse de que los controlaba a la perfección. También recopilo por toda la casa las pociones que podrían servirle para curar heridas o tratar mordeduras o venenos, colocó los frascos de cristal en una pequeña maleta de madera con compartimentos separados con el tamaño exacto para cada frasco, y unos pequeños cajones para plantas, y otros ingredientes; se aseguró de que la correa de piel que usaba para colgarse la maleta del hombro estaba bien y la dejó junto a su mochila, preparada para salir.
Comieron unas empanadas de calabaza que Miller había preparado, con unos bollos de crema y zumo de calabaza, y una vez hubieron recogido y limpiado todos los platos, vasos y cubiertos, se taparon con sus capas largas de viaje, se colgaron sus mochilas y se dispusieron a salir a la calle.
George fue el primero en salir, y mientras el resto iba saliendo se giró hacia la calle para comprobar si pudiera haber alguien que les viera desparecerse, en ese preciso momento vio tres figuras con trajes oscuros y túnicas de color negro que les miraban, entorno los ojos un poco para poder verles mejor y observó como sacaban sus varitas de los bolsillos de la túnica y les apuntaban con ellas, abrió los ojos de par en par y mientras echaba mano de su propia varita gritó
-¡Nos atacan!- un destello de color azulado le golpeó en el lazo izquierdo de la cara y hizo que se tambaleara hacia un lado, mientras a sus costados Miller y Edu lanzaban sendos hechizos contra los atacantes, y Ángel corría para servir de apoyo a George.
Los tres hombres de traje oscuro lanzaban maldiciones contra el grupo de jóvenes pero eran desviadas con habilidad por Miller y Edu que lanzaban hechizos de protección, y mientras Angel y Fred lanzaban hechizos de aturdimiento, uno de ellos impactó en el hombre del centro que cayó hacia atrás y quedo sin sentido en la carretera, los otros dos seguían lanzando sus maldiciones sin parar, intentando acertar a alguno de los chicos, Nuria se movió hacia un lado y con un rápido y alargado movimiento de varita lanzo un chorro de fuego hacia el hombre que estaban a la derecha que intentó protegerse con las manos pero el impacto hizo que diera dos vueltas en el aire y cayera pesadamente sobre su compañero con la manga de la túnica ardiendo. El hombre que aún estaba de pie, hizo un movimiento amplio en forma de escudo, y agarró a sus compañeros para luego desparecer con un fuerte crac
-Atentos, podría haber otros escondidos cerca - dijo Miller sin dejar de apuntar con su varita en todas las direcciones.
-¿Como está George? - preguntó Edu que hacia lo mismo que su compañero.
-Tiene la oreja destrozada, está sangrando mucho, tenemos volver dentro y curarle- dijo Nuria que estaba de cuclillas sobre su cuñado
-¡No!- dijo Ángel - Ahora ya saben dónde estábamos, tenemos que movernos e ir a otro lugar.
-¿Aguantará?- dijo Fred muy preocupado
-Creo que puedo estabilizarle aquí con dos hechizos y luego podríamos movernos - dijo Nuria sacando la varita y haciendo pases lentos y continuos sobre la cara de George. La sangre tardó un rato en dejar de manar como si de una fuente se tratase, Chiara estaba al lado de ella agarrando la cabeza del muchacho para que no se moviera demasiado. El resto habían formado un circulo alrededor y con estaban prestos con las varitas preparadas por si aparecían mas atacantes, de vez en cuando miraban hacia abajo para ver como las heridas cerraban y luego volvían a mirar adelante.
-Vale, creo que con esto será suficiente por ahora- dijo Nuria guardando la varita- Tenemos que irnos, si puede ser a una casa mejor que mejor. Fred recogió a su hermano del suelo y lo hizo levitar con la varita pues aún estaba sin sentido. Chiara le ayudaba con otro conjuro de levitación y así podían moverlo entre ambos con mas facilidad.
-Esta bien, vamos a desplazarnos a la casa de los ancianos- dijo Miller- Aun estará vacía y segura, allí pensaremos en el siguiente paso.
Todos asintieron y se empezaron a desaparecer.
Aunque ya era muy de noche cuando la calle Fordhill del tranquilo pueblo de Towncester se lleno de ladridos de perros que parecían muy alterados, como si un un fuerte ruido les hubiera molestado y se estuvieran quejando por ello. Bajo el manto oscuro de la noche, varias figuras envueltas en oscuras capas de viaje con capucha sobre sus cabezas, empezaron a aparecer delante de la ultima casa de la calle, una casa habitada por una pareja de tranquilos ancianos que ahora estaban de vacaciones en Paris. Una de aquellas figuras se acercó a la verja y la recorrió con la mirada, luego hizo un gesto al resto que se acercaron con rapidez y entraron en el jardín, con rapidez salvaron la distancia hasta la puerta y se detuvieron delante.
-Alohomora- dijo Miller con un susurro
La puerta se abrió hacia adentro y los demás empezaron a entrar con rapidez, en medio de todos estaba George que iba levitando a unos palmos del suelo suspendido por los hechizos de su hermano Fred y de Chiara.
Entraron en el salón y con un movimiento de varita corrieron las cortinas para que no se pudiera ver desde el exterior, mientras Edu y Angel colocaban las mochilas de todos con bastante orden en una de las paredes de la habitación, Nuria y Katie empezaron con los conjuros de protección para evitar ser descubiertos por otros magos, o ser detectados por muggles. Una vez hubieron terminado, si un muggle miraba a la casa lo único que vería es que estaba cerrada y vacía, aunque dentro había nueve jóvenes magos. Los hechizos contra otros magos solo servían para que no se pudiera acceder a la casa, e incluso que esta pareciera abandonada del todo, pero dependería de la habilidad del mago que viniera a buscarlos.
Empezaron a sacar los sacos de dormir y a buscar algo de comida en la mochila que habían traído para ese fin. Dejaron a George con cuidad sobre el sofá y Nuria se acercó a él para seguir revisando el estado en el que se encontraba, Fred no se separaba de ellos en ningún momento.
-Chiara, ayúdame con la cena- le dijo Miller con un susurro y ella se levanto y se fue con él a la cocina.
Edu abrazo a Kati y Ángel y Emily estaban sentados enfrente de la chimenea colocando madera para que se calentara la estancia.
La cena no fue de las mejores que recordaban pero al menos tenían algo que comer, Miller se había disculpado diciendo que debían reservar víveres por si debían estar ocultos unos días y todos les habían devuelto un gesto afirmativo. Fred no comió nada, se quedo sentado junto a su hermano que solo emitía leves gemidos. De pronto se levantó cono una furia y golpeó una de las sillas que había cerca de la puerta que daba a la cocina. Miller y Nuria se pusieron de un salto en pie.
-Juro que si algo le pasa a mi hermano, acabare con todos ellos - dijo con un tono de voz irritado y furibundo.
-Cariño...- empezó a decir Nuria
-Nada de cariño, mira a mi hermano, mira lo que le han hecho - dijo señalando hacia George- Esta así porque esos matones no juegan limpio, nos han tendido una trampa. Quiero hacerles daño de verdad.
El muchacho estaba fuera de si, caminaba de un lado a otro con la varita muy apretada en la mano derecha. Nuria lo miraba con los brazos extendidos hacia él como intentando que se detuviera, o poder abrazarlo para que no sufriera aquella ira tan profunda que salía de su interior.
-¿Y qué vas a hacer?- dijo de pronto Miller muy serio y cruzado de brazos en medio de la sala -¿Vas a salir a la calle gritando para que te encuentren? ¿Podrás al resto en peligro?
-Ellos le han atacado - le gritó a la cara Fred
-Lo sé, yo estaba allí, y Nuria, y Edu, y todos, todos estábamos allí. - le dijo él sin echarse atrás - Todos sabíamos que correríamos riesgos, ahora somos objetivos de esos carniceros. Somos un grupo buscado por los carroñeros, nos quieren llevar ante el que no debe ser nombrado o torturarnos para que les digamos donde están los demás. Tu hermano lo sabe, y tú también. Sabíamos que no iba a ser un camino de rosas, Ángel ya sufrió en su día, y Emily, pero aquí seguimos, juntos, dando problemas a esos estupidos. Si vamos a dejarnos caer en la oscuridad porque nos hacen daño no somos mejores que ellos. Esa es la línea que nos diferencia entre ellos y nosotros, que nosotros luchamos por un mundo mejor, por traer de nuevo la luz en un mundo sumido en las tinieblas, en el caos de una ideología basada en el odio y la mentira.
¿Quieres irte?, ¿quieres irte a luchar? Muy bien no seré yo quien se oponga, pero ten en cuenta que es un camino que te puede alejar de tu mayor fuente de luz.
Sin decir nada mas se alejó mirando a Nuria, que estaban a su lado con lágrimas en los ojos.
-Por favor Fred, no te vayas- le dijo entre sollozos- Si de verdad soy la luz que te guía y que te hace ser mejor, ven a mi, abrázame y caminemos juntos en este sendero para que esto que le ha pasado a tu hermano lo le suceda a otras personas.
El muchacho la miró y se derrumbó de rodillas, ella corrió a sus brazos y juntos estallaron el lagrimas y sollozos, él la besó con pasión y ella lloró. Chiara agarró la mano de Miller y este la sonrió.
-Si seguís así tendré que pedir habitación separada - la leve voz de George hizo que todos se giraran para mirarle con asombro. Fred y Nuria desde el suelo se secaron las lagrimas y se acercaron al sofá.
-¿Como estas Georgi?- dijo Fred mirando a su hermano a la cara
-Un poco dolorido- dijo este en voz baja
-¿Qué? - Fred lo miró con cara de estupor
-Dolorido, ya sabes dolor de oido- dijo señalando la oreja que ahora era un negro agujero en su rostro.
-De todas las gracias que se podían ocurrir, vas y sueltas esa bobada- dijo Fred con una medio sonrisa en los labios.
Los hermanos se quedaron asi un rato largo mientras Nuria seguía cogida de la mano de su marido, tendidos en el suelo, mientras a su alrededor el resto se juntaban cerca del sofá para dar ánimos al herido.
-Por un momento pensé que ibas a dejar que se fuera por su cuenta - le dijo Chiara a Miller
-Sabía que la luz que irradia Nuria sería mas fuerte que su deseo de venganza - dijo este cogiéndola por la cintura- Hay fuerzas mucho mas poderosas en este mundo que el terror y el dolor, y son el amor y la amistad, y de momento aquí tenemos de ambas.
Ella le besó y le miró a los ojos con pasión y apoyo su cabeza en el pecho del joven mago que la acaricio los cabellos mientras miraba a sus amigos en torno al viejo sofá, iluminados por la anaranjada luz del fuego que ardía en la chimenea y ahora mas que nunca parecía reconfortar al grupo con el calor que llenaba la sala.
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