Nuevos tiempos
Parecía que la noche traía consigo el lamento de toda la comunidad mágica, el aullar de las rachas de viento que recorrían las calles del pueblo de Bibury llenaban de tristeza a las gentes que paseaban por las aceras, recorrían los parques o tomaban algo en una de las cafeterías del pueblo. Los muggles apenas notaban aquellos cambios que se estaban llevando a cabo dentro de una comunidad que vivía escondida bajo la suya propia, una comunidad de magos y brujas que pasaban ahora por una de sus peores épocas, unos tiempos oscuros se cernían sobre todos los habitantes de la comunidad mágica de Inglaterra y amenazaba con extenderse a todas las comunidades del mundo. El señor tenebroso Lord Voldemort había regresado y recobraba su poder día a día, había desapariciones casi todos los días y los carroñeros, magos y brujas renegados que servían a los propósitos del señor oscuro, haciendo todo tipo de tareas como secuestrar, robar, e incluso asesinar a aquellos que se oponían a la voluntad del mago oscuro mas temido de todos los tiempos. El ministerio de magia con sus aurores intentaban hacerle frente, aunque estaban divididos ya que el actual ministro de magia negaba en rotundo el regreso del señor tenebroso y achacaba las desapariciones y las muertes al mago conocido como Sirius Black, que pertenecía a la Orden del Fénix y que secretamente luchaba contra los poderes oscuros para evitar que recuperara su poder.
El director del colegio Hogwarts de magia y hechicería, Albus Dumbledore, posiblemente el mago mas poderoso de todos los tiempos había ofrecido una fuerte oposición a Lord Voldemort y durante su dirección, el colegio había estado a salvo de su control o de sus ataques, pero ahora el director había muerto. Poco se sabía aun con certeza de lo que había ocurrido en la torre de astronomía de Hogwarts, lo que si sabían aquellos que se habían molestado en indagar, es que el director había sido asesinado por un grupo de mortifagos, fieles seguidores de quien vosotros sabéis, y que posiblemente habían recibido ayuda de alguien del colegio para poder penetrar en sus muros, protegidos por fuertes conjuros de protección, muchos de ellos levantados por el propio Dumbledore.
Fuera del colegio, algunos alumnos estaban dispuestos a hacer lo que fuera necesario para desbaratar los planes del señor oscuro, aunque fuera de la manera más nimia posible. Miller y sus amigos se habían propuesto a ralentizar en la medida de lo posible las actividades de los carroñeros, y con ello intentar dejarlos expuestos a la comunidad o si era posible, a los aurores y que pudieran actuar contra ellos. De momento no se les había dado muy mal, habían conseguido evitar varios secuestros, atrapado a una mortifaga, la cual había acabado con la vida de la elfina domestica de su amiga Emily y recuperado un huevo de dragón que había sido robado a los magizoologos en Rumania, con la ayuda de Bill Weasley.
Pero fue al concluir esta última tarea cuando les llegó la triste noticia del fallecimiento del director de Hogwarts. Habría sido un golpe demoledor para esos chicos, que veían en Albus Dumbledore una figura protectora y paternal que les había guiado a lo largo de sus años como alumnos y demostrado que cualquier cosa era posible si se ponía ganas y fe en ello.
Ahora estaban de nuevo ocultos en el numero 31 de la calle Great Wall del pequeño pueblo de Bibury, intentaban recuperarse de aquella perdida y seguir demostrando lo capaces que eran en su lucha contra el señor tenebroso; aunque se sintieran perdidos y vacíos debían sacar fuerzas para poder continuar, es lo que Sirius Black les había dicho,
-Ahora no es hora de rendirse, ni de llorar, es hora de levantar la cabeza y hacer frente a aquellos que quieren llevarnos a la oscuridad. Sé que todos sois muy capaces y que ahora os sentís vacíos y cansados, pero la lucha sigue, y debemos seguir estando ahí para aquellos que nos necesitan mas que nunca.
Los jóvenes habían escuchado sus palabras y le habían mirando con una tímida sonrisa en sus labios, sabían que aun quedaba mucho por hacer, y que su labor no había terminado.
-El director no querría que ahora nos detuviéramos - dijo Nuria mirando a sus compañeros- Es ahora cuando más empeño debemos poner y seguir ayudando en todo lo que podamos a la Orden.
-Tienes razón cariño- le dijo su marido, Fred Weasley- Si nos rendimos, nada de lo que hemos hecho tendrá peso, hay que seguir aunque duela la perdida.
-Esta bien- musitó Miller mirando a Edu que le devolvió un gesto de afirmación - ¿Por donde podemos comenzar? La lista ya no es valida, así que tendremos que pensar en otros modos de hacer daño a los carroñeros.
Todos se miraron pensativos, alguna manera habría de poder seguir ayudando a la Orden y ralentizando el avance de los seguidores del señor tenebroso. Aunque ahora estaban atascados, sin un objetivo claro. Las personas de la lista, aquellos que iban a ser secuestrados estaban ya a salvo, y parece ser que los carroñeros estaban buscando otros objetivos, pero no sabían cuales eran o quienes. El robo del huevo de dragón les había dado una pista de que pudieran estar buscando otros tipo de alianzas para aumentar las filas del que no debe ser nombrado. También sabían que sus amigos del colegio Harry Potter, Hermione Granger y Ronald Weasley estaban en una misión secreta que el propio Dumbledore les había encargado antes de morir, una misión de suma importancia al parecer, pues los tres jóvenes llevaban tiempo ocultos, aunque se comunicaban con algunos de los miembros de la Orden, apenas se sabía nada de ellos.
Las pocas noticias que la comunidad mágica recibida eran a través de los periódicos, como El Profeta; aunque muchos creían que estaba siendo controlado por el ministerio para evitar la divulgación de noticias fuera del control del ministro de magia. Otras publicaciones como El Quisquilloso, intentaban dar una visión más veraz de lo que sucedía, aunque como muchos pensaban que su editor Xenophilius Lovegood, estaban algo chalado pues no solían hacer mucho caso de las publicaciones que esta gaceta solía contener.
Habían pasado una semana en casa de Miller, preparándose para lo que pudiera venir, estudiando mapas, libros y pergaminos, practicando hechizos defensivos y de ataque, haciendo pociones de todo tipo para las necesidades que pudieran tener; pues tenían la intención de regresar ahí fuera, a su tarea de ralentizar a los carroñeros. Nuria había preparado pociones para heridas, contra mordeduras, y algo de veritaserum, aunque esta ultima aun estaba macerando y llevaría un par de semanas mas su finalización. Repasó los mapas mágicos que el profesor Dumbledore le había legado tras su muerte, y en ellos encontró viejas ubicaciones de conocidos suyos, algunas tiendas de dulces y pastelerías, y otros lugares que aun no había identificado o relacionando con personas o actividades que el director pudiera estar llevando a cabo.
Miller, Edu y Angel habían estado practicando, hasta casi la extenuación, hechizos escudo muy útiles para maldiciones, y también otros hechizos de desarme, incapacidad y ataduras. Miller había estado practicando junto con Fred y Ángel la desaparición, pues era un método muy útil de trasladarse y quería poder hacerlo por si mismo y no depender de otras personas. Los primeros intentos habían sido bastante desastrosos, incluso llegar a tener una fuerte despartición que requirió los cuidados de Nuria. Pero en los últimos días ya era capaz de desaparecer y reaparecer, aunque aun no podía ir mucho más allá de un par de calles, era un gran avance para él.
- Dentro de nada serás capaz de ir más allá de la panadería - bromeaba Fred
- Al menos si necesitamos pan, sabes donde ir - George también hacia bromas cuando estaba con ellos.
Todos se rieron, las risas llegaron en el momento justo, pues hacia mucho que no escuchaban ese sonido, y a todos les encantó poder sentir que por una vez la alegría estaba de vuelta, aunque fuera de forma pasajera, por una broma de los gemelos que siempre habían sido el centro del humor en aquella casa y de aquella familia. Nuria miraba con una gran sonrisa a su marido que estaba junto a su hermano en la mesa del salón, había habido un momento de sus vidas en que casi parecía que no se podía separar a los dos hermanos y ahora parecía que todo volvía a aquellos días en que Molly, su madre, les reñía por todas las travesuras que solían perpetrar por la casa.
Miller reía y miraba a sus amigos con despreocupación por una vez en mucho tiempo, todos aquellos días oscuros que estaban pasando parecían un poco más coloridos después de una buena sesión de risas.Se levantó de sus silla y se fue a la cocina con su libro de recetas en la mano levantándolo sobre su cabeza y los gemelos se miraron el uno a otro con una sonrisa en los labios.
-Pan no lo se, pero al menos puedo haceros unas pastas con algo de fresa y una pizca de jengibre- les dijo de camino a la cocina.
-Creo que me apunto a eso- dijo Fred
-No antes que yo- sentenció George
Nuria los miraba negando con la cabeza y Chiara a su lado hacia lo mismo, Edu y Angel seguían con las varitas en las manos en medio del salón mirando a sus compañeros y luego se miraron el uno al otro, se guardaron las varitas y se sentaron a la mesa y se pusieron a charlar sobre los últimos hechizos que había realizado, parecía que ahora mas que antes los hechizos no verbales empezaban a salirles mejor, aunque a Edu le faltaba un poco de concentración para algunos de ellos, Ángel había mejorado mucho en su ejecución, sobre todo en los de desarme.
-Deberíamos céntranos en algunos hechizos escudo - dijo Edu
-Si, estaría bien no llevarse una maldición por un descuido - dijo Ángel
-Siempre os puede remendar Nuria- dijo Chiara sonriendo
-En eso es una experta- dijo Fred acariciando la mano de su mujer
Desde la cocina es escuchaban los golpeteos de los cazos, o platos que iban y venían mientras Miller estaba preparando una hornada de galletas con forma de escudo de la casa de Hogwarts, el olor empezó a llenar el salón y muchos arrugaban la nariz y se giraban hacia la cocina y veían ir y venir los ingredientes y algunas de las galletas ya terminadas encima de una bandeja en la encimera, dentro del hogar de la cocina ya se estaban terminados otras. Moviendo la varita el muchacho empezó a preparar té y algo de café.
Sirius apareció en la cocina desde el piso de arriba con su levita de color escarlata y su traje a juego, tenia una mano metida en el bolsillo del chaleco y la otra colgaba mientras acompañaba sus movimientos, tenia cara de cansancio y barba de unos cuatro días sin afeitar y enmarañada, su pelo ahora rebelde cayendo por los laterales le daban el aspecto de un joven apagado y decaído, pero los años le pasaban factura y se notaba en sus arrugas de la frente que se marcaban aun mas con su ceño fruncido. Levantó la vista del suelo y miro a los chicos y dibujó una vaga sonrisa en sus labios y su bigote acentuó la mueca
-¿Cómo os encontráis?- les dijo mientras se sentaba en una silla de la mesa de la cocina.
-Supongo que estas cosas llevan su tiempo - dijo Nuria mirándole
-Ha sido un golpe duro, Dumbledore era un gran mentor y seguramente el mago al que quien vosotros sabéis más temía- dijo Edu
-Estáis pasando por lo mismo que pasamos nosotros cuando nuestros amigos morían- dijo Sirius muy serio- Los padres de Neville LongBotton aun siguen en San Mungo sin apenas saber quienes son y donde están. Estas horas oscuras se ciérneme ahora sobre nosotros y nos roban esa felicidad que hemos construido bajo las bases de una familia o una amistad, pero son esas bases las que ahora nos deben dar fuerzas para poder volver a la luz. Puede que no traiga de vuelta a aquellos que nos han dejado, pero al menos vivirán en nuestros corazones siempre que necesitemos acudir a ellos.
Todos le miraban con una sonrisa en los labios y Miller le acercó una taza de té, que dejo enfrente del hombre, este le hizo un gesto de agradecimiento y tomó la taza para darle un buen sorbo. Luego Miller hizo llegar tazas a todos los que estaban en la mesa, y una gran bandeja de galletas con el escudo de Hogwarts se colocó en el centro al alcance de todos. Se sentaron y empezaron a tomar el té y comer las galletas, mientras le hacían preguntas a Sirius sobre su anterior lucha contra el señor tenebroso en el pasado.
Chiara se colocó detrás de Miller y le abrazó con fuerza.
-¿Estas bien cielo?- le preguntó
-Supongo, aún no me creo que el gran Albus Dumbledore no este con nosotros- dijo con la voz muy seria y tensa. Hacía días que el muchacho estaba muy serio y hosco, había días que pasaban las horas en la biblioteca sin apenas comer o salir de la sala. Entrenaba todos los días hechizos de desarme, de aturdimiento y de escudo, e incluso Chiara le había visto practicando aquellas artes de los muggles, lanzando puñetazos y patadas en una especie de baile que ella no entendía. Estaba muy preocupada por él, le quería demasiado como para perderle en la oscuridad que traía aquella época de maldad y lucha contra los poderes oscuros. Tampoco tenia cerca a Nuria para poder hablar con ella de este tema y era la amiga mas cercana que tenia ahora, sus otras amigas estaban o bien en el colegio o en sus casas con sus padres, intentado no llamar la atención de los mortifagos o los carroñeros. Pero sabia que estaría ahí cuando su pareja le necesitara, intentado traerle a la luz si caía demasiado profundo en la oscuridad. Se aferró a él con mas fuerza y el chico se giró para sonreírle, besarla y ella apoyó su cabeza en el pecho de él. Se quedaron allí de pie en aquella posición mientras el resto seguía hablando, solo Nuria se fijó en ellos y sonriendo tomó otro sobro de aquel delicioso té que Miller le había servido mientras a su lado Fred masticaba con ruido una de las galletas mientras discutía con Angel y Edu sobre la mejor manera de mantener su negocio funcionando en aquellos tiempos en que la risa iba a ser tan necesaria.
Aquella noche los mayores decidieron dejar dormir a los jóvenes magos y hacer ellos las guardias, revistar los hechizos de protección de la casa y Molly estuvo preparando comida para varios días, con ello evitaría tener que hacer demasiada compra y llamar la atención. Sirius y Lupin se instalaron en la biblioteca con la chimenea encendida y una cafetera sobre el fuego. A mitad de la noche apareció Alastor Moody y se reunió con todos en la cocina para comunicarles una operación que se iba a llevar a cabo en los próximos días. Sirius discutió con el auror, pues argumentaba que era una misión muy arriesgada, y que debía participar, pero Moddy le dijo que seguían buscándole y que si se dejaba ver podrían tener problemas con el ministerio, ahora había muchos infiltrados dentro de los muros del ministerio de magia, y se creía que había una parte de los asesores del ministro que formaban parte de los mortifagos y podría estar en apuros.
-Imagina por un momento que esa sucia rata consigue hacerse con el control del ministerio- le dijo Moddy muy enfadado - No tendríamos donde escondernos.
-Se trata de mi ahijado, no podemos dejar que corra semejante peligro - le dijo Sirius mirándole a los ojos
-No debemos exponernos todos o seremos vulnerables- le dijo Moddy muy serio
Siguieron discutiendo un rato largo, y al final Alastor salió de la casa muy cabreado y se desapareció en el jardín.
Muy pronto los jóvenes magos describirían cual era aquella misión tan difícil que hizo que Alastor Moody y Sirius Black se enfrentaran en el salón. Pero tendrían que esperar a la mañana siguiente, ahora estaban en el mundo de los sueños, intentaban dejar que sus sueños les trajeran algo de paz o al menos un descanso que agradecerían.
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